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  • Carolina Blumenkranc

LAS MIL Y UNA JUANI

Por Carolina Blumenkranc.

Juanita y las cortaderas. (2019).

STANDAPERA


Juanita nos hace reír. Estamos en la presentación del libro Mujeres del Viento en Ingeniero Jacobacci. Es diciembre y hace calor. En la sala de la Mutual del Magisterio Rionegrino hay alrededor de 40 personas sentadas en semicírculo alrededor de un espacio que acondicionamos para que funcione como escenario. Como Juanita es una de las protagonistas de los relatos que componen el libro, está feliz de ser invitada a decir unas palabras:

-Cuando vinieron estas chicas con la propuesta –nos señala- yo desconfié. Las miraba y decía mmmm…¿éstas van a escribir un libro? Y cuando volvieron para hacerme la entrevista, la dí... ¡qué iba a hacer!

La gente la escucha con cariño. Juanita es simpática y muy reconocida en la comunidad. Durante muchos años trabajó en el Municipio y también participó activamente en la iglesia católica del pueblo.

-Cuando dijeron que querían llevarme a Los Menucos para la presentación del libro, no dormí en toda la noche- sigue.

Alguien le pregunta si estaba ansiosa o emocionada

-Noooo, creía que me iban a secuestrar. Ahora las quiero a estas chicas y hasta Buenos Aires no paramos- remata.

Entre las risotadas que genera su espontáneo show de stand up, Juanita propone un desafío lindo; llevar ese libro de creación colectiva más allá de los límites de la propia territorialidad. La inocencia que Juanita tiene y que emana de sus poros es fuente de sabiduría y de arrojo; la misma inocencia que le permitió también salir de la “oscuridad” que algún tiempo la mantuvo sujeta.

LIDEREZA


Pasaron ya muchos inviernos desde que Juanita se recuperó de su depresión y empezó a trabajar para organizar a los vecinos y vecinas de su barrio. El reclamo era porque, en la repartija de servicio de gas, el más ignorado siempre fue El Ceferino.

Se trata de un caserío que queda en un bajo, hacia el lado sur del pueblo. Algunas familias tienen animales de granja y caballos en sus patios abiertos. Niñes juegan a la pelota en las calles de tierra mínimamente transitadas por vehículos.

En la entrada de cada casita hay una cabina vacía donde irían los medidores del gas si alguno de los gobiernos municipales hubiera escuchado el reclamo. Pero discontinuidades y engaños por parte de los funcionarios lograron desactivar la asamblea barrial.

-Con la cocina de leña mantengo calentito sólo un espacio de la casa. Es difícil cuando te vas a dormir, a pesar de la cantidad de mantas que pongas. Es difícil cuando te vas a bañar. Terminas con neumonía todos los inviernos.

Y a pesar de que los resultados no fueron los esperados, esta batalla le sirvió a Juanita para levantarse y seguir viviendo. Tiene hijos e hijas grandes, nietas y nietos pequeñites. En el frente de su casa instaló un humilde comercio con el que se ayuda para solventar algunos gastos.


MODELO


Una tarde de marzo fui a buscarla para sacarle fotos. Me esperaba con los mates preparados y se había puesto una blusa blanca con florcitas que a ella le gustaba mucho, unos jeans azules y unos zuecos con plataforma.

-Quiero una foto en las chacras, otra en el cerro, otra en cualquier lugar hermoso.

Esa tarde jugamos como niñas y nos reímos mucho. Nos hicimos compinches. A mí me ayudaba mucho saber que a ella le gusta que la fotografíen, me daba más confianza para practicar cosas con la cámara; y a ella la ayudaba hacer algo diferente, no estar sola.


MUJER TIFÓN


Desde que comenzó el aislamiento obligatorio no he ido a verla, prefiero esperar. Muchos días me pregunto cómo estará, cómo habrá pasado el confinamiento y el invierno tan crudo que nos tocó este 2020. Temo que se haya enfermado de nuevo.

-Salgo a caminar para no quedarme en casa- solía decir- Siempre ando escapándole a la tristeza. No quiero hablar de cosas que me ponen mal.

Por eso cuando unas personas entraron a robarle lo poco que tenía en su almacén, el año pasado, salió por la mañana y no quiso ni gastarse en insistirle a la policía, “porque eso la ponía mal” dijo. Prefirió tomarlo como venía y pidió fiado en las distribuidoras para recuperar unos pesos y comenzar a mover de nuevo su precaria economía.

-No sigas- me retó cuando yo puteaba en voz alta a quien hubiera cometido el hurto más cobarde del mundo -No vale la pena, yo voy a salir adelante.


Juanita sufrió de depresión durante algunos años de su vida. Decidimos que -en todas sus fotos -el sol estuviera presente para representar su lucha constante por mantenerse a salvo de la enfermedad. (2019).

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